dc.description.abstract | El camino por el que ha transitado la urbanización de la Ciudad de México se corresponde más con procesos históricos multicausales que a uno único y lineal como algunos especialistas han creído a lo largo del tiempo: desde la impronta de los antiguos lugares prehispánicos cuyas culturas dominaban un paisaje y territorios de singular riqueza, belleza y contrastes naturales entre lagos, valles y montañas; el avasallaje del colonialismo español y sus efectos de transformación radicales de su fisonomía urbana; el auge del capitalismo de finales del siglo XIX y el transcurso del siglo XX, que denotó con claridad la configuración regional del espacio nacional y la acentuación de las polaridades territoriales a lo largo y ancho del país bajo la articulación de tres-cuatro metrópolis regionales y la jerarquía centralizadora y concentradora de la capital del país; hasta llegar a los procesos más recientes asociados al crecimiento desbordado de la “gran metrópoli” y el concepto de modernización impuesta por la globalización. Frente a todo ello, lo que hoy se nos muestra es la fisonomía de una ciudad desbordante, de contrastes entre barrios, colonias, suburbios, lugares y entre sus propios habitantes. Ciudad añeja y decadente en algunos de sus lugares que se niega a resurgir y actualizar su funcionalidad urbana, frente a la ciudad moderna, pujante y renovadora que se asemeja más a las exigencias del mundo de la “globalización” occidental. | |