dc.description.abstract | Para Melo el universo literario ha de ser lo que las sensaciones puedan delimitar. Los dos cuentos aquí seleccionados lo demuestran. “Música de cámara” abre Los muros enemigos con la presencia de la lluvia. El lector mira desde afuera, nunca podrá superar la ventana que lo separa de un cuerpo de mujer. Las más caras obsesiones de Melo ya están presentes: el encierro que deciden los atavismos inevitables (ya sean naturales o humanos, siempre un punto más allá de lo cotidiano). La prosa es, sin embargo, todavía dependiente de sus miedos poetizantes, incapaz de dramatizar y de representar. Si revisamos a los narradores de los sesentas encontramos que a diferencia de sus contemporáneos colombianos o cubanos, fueron en extremo conservadores en el tratamiento y la recreación del lenguaje. García Ponce, Elizondo o Pacheco estaban más preocupados por las ideas que por las palabras. Melo es una excepción, pues su prosa, incluso al fallar, siempre intenta jugar y desdoblar la lengua. | en_US |